Se acabaron las especulaciones y los malos
entendidos. El Presidente de la República aclaró finalmente, y de forma
absoluta, el intríngulis que creció en los gobiernos concertacionistas y que
fue un sólido punto de quiebre durante la administración de Harald Beyer en el
MINEDUC.
“Algunos han tratado de identificar lucro con abuso,
con injusticia, con enriquecimiento ilícito, con mal uso de recursos públicos
(…) Eso es una caricatura, porque yo estoy contra eso y la mejor prueba es que
este es el primero gobierno que ha fiscalizado el mal uso de los recursos
públicos, hemos cerrado escuelas y universidades”. Esa fue una de las
declaraciones de Sebastián Piñera que publicó el diario “
De inmediato surgieron voces disonantes respecto de
esa audaz afirmación presidencial, ya que el rector de la casa de Bello
(Universidad de Chile), Víctor Pérez, criticó fuertemente el proyecto de ley de
Superintendencia de Educación Superior, cuyo trámite legislativo el gobierno
desea apurar en el Congreso –según declaró la nueva ministra de Educación- y
que, por el contrario, las organizaciones estudiantiles solicitan sea retirado
del Parlamento. Dijo el rector Pérez: “lejos de desterrar el lucro en la
educación universitaria, (Piñera) pretende legalizarlo por la vía de regular
las relaciones entre empresas relacionadas y las universidades”.
El gobierno es consciente de que le resta poco
tiempo para ‘amarrar’ algunas leyes que en el área de la Educación resultan ser
prioritarias e inexcusables para gran parte del empresariado y del mismo
duopolio gobernante. Tales proyectos constituyen hoy más que nunca-una tarea de
acción vital para La Moneda, y la ministra Carolina Schmidt tendrá como misión
apurar sus trámites en un Congreso algo díscolo últimamente respecto a los
objetivos ultra neoliberales del Ejecutivo.
El nombramiento de la señora Schmidt en el Ministerio
de Educación deja en claro por fin la real posición y objetivos del gobierno en
esas materias, ya que una ingeniero comercial, empresaria, gerente de Viñas,
miembro destacado del grupo empresarial Luksic, etc., vale decir, una persona
sapiente e interesada sólo en movimientos de dinero y formas para obtenerlo y
administrarlo, significa en estricto rigor que nada o muy poco tiene que ver
con los aditamentos y requerimientos profesionales y técnicos impetrados por un
área tan sensible e importante como es la Educación.
A tal extremo ha llegado la defensa que hacen
algunos derechistas respecto de este asunto en materias educacionales, que la
diputada María Angélica Cristi (epítome del fundamentalismo ultra neoliberal),
en el paroxismo derechista en esta cuasi guerra por el lucro llegó a declarar
(y cito textual): “Debemos velar para no llegar a una situación como la de
1973”. Un exceso, a todas vistas… pero
fiel reflejo de la tozuda postura predadora que el oficialismo tiene en estas
materias, lo que me lleva a recordar un mal chiste escuchado algún tiempo atrás
en una de mis participaciones en paneles universitarios.
El ‘chiste’ (que no lo es, pues se trata de una
caricaturización), cuenta que: “un derechista es asaltado al llegar a su casa
en medio de la noche; dos tipos le apuntan a la cara con sendos revólveres y le
gritan: ¡¡la bolsa o la vida!!, a lo que el derechista responde rápidamente:
¡¡la vida, pues, la vida… la bolsa JAMÁS!!”
El gobierno de Sebastián Piñera y el empresariado
más ambicioso y predador que Chile ha conocido en las últimas décadas,
instalaron el lucro como una especie de ‘santo patrono’, cuyos santuarios
principales se encuentran sitos en Casa Piedra, La Moneda, el Mineduc y en el
Congreso nacional, además de algunas capillas
ubicadas en sedes de tiendas partidistas como RN, UDI, PDC e, incluso, PPD. Un
par de amigos, muy pesados a la hora de bromear, me aseguraron que también,
respecto del non far niente (no hacer nada) en contra de ese santo patrono,
había una que otra ‘animita’ en las sedes del PS y del PC.
Para la derecha, esta del lucro es la “madre de
todas las batallas” de aquí a noviembre próximo, fecha en la que tanto RN como
la UDI esperan lograr, electoralmente, guarismos que les permitan mantener el estado de situación, pues son conscientes
de que con el cuadro actual les basta contar con el 28-30% de los votos -jamás
ha obtenido ella menos del 33%, como sucedió en los comicios edilicios de
concejales de 2012- para tener en su poder el total control de los cuatro
quórum calificados, a objeto de seguir siendo propietaria absoluta del “derecho
a veto”, con el cual derrumba todo proyecto o iniciativa de ley que sospeche
atentatorios contra el lucro o contra la depredación económica y laboral que a
gran parte del empresariado motiva y atrae como la miel a las moscas.
De lo anterior se deduce que esa misma derecha sabe
(y lo sabe muy bien) que el actual ‘empate político’ con la Concertación no
proviene del resultado de coaliciones de igual guarismo electoral o poder equivalente,
sino que es producto de un diseño institucional (Constitución de 1980, que
incluyó la demarcación de distritos) creado para que un determinado bloque (en
este caso la Alianza derechista) contase siempre con sobre representación en el
Poder legislativo. La suma de tales artimañas y condiciones insalvables seguirá
siendo puesta en práctica por la alianza gobernante –incluyendo, por cierto,
apoyos transversales de algunos supuestos opositores-, en orden no sólo a
cautelar “el lucro (mal)entendido como ganancia legítima” sino, además,
consolidarlo para que tenga una feliz y larga existencia, misma que impetra la
mantención del statu quo binominal.
En los distintos santuarios donde se venera al santo
patrono Lucro hay también virgencitas y santitos representando al
bicameralismo, al binominalismo, al neoliberalismo y, cómo no, a la portentosa
y milagrosa ‘democracia protegida’, madre semi divina que recibe todos los
rezos derechistas desde Jaime Guzmán a la fecha.
Pero, ¡ojo y cuidado!, porque no sólo en la Derecha
existe interés en mantener intocable e impoluto el “derecho a lucro”, pues
también la Centroderecha o Concertación – desde hace décadas- ha engordado con
este asunto que hoy, de manera hipócrita y por mero interés electoral, dice
rechazar. El siguiente cuadro demuestra de forma indesmentible cuán
involucrados e involucradas están ciertas personalidades concertacionistas con
las ilegales ganancias económicas del aún más ilegal lucro, ya sea como
propietarios de un establecimiento, socios del mismo, o miembros del Consejo
respectivo.
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